jueves, 28 de noviembre de 2013

¡Que no panda el cúnico!, Digooo ¡que no cunda el pánico!

Cuando se trabaja en publicidad (sobre todo on-line) hay muchas situaciones en las que cunde el pánico en la oficina, como por ejemplo si el día en que se lanza una gran "promo" de facebook, algo tan sencillo como el envío de un formulario, algo que en principio no debería tener complicaciones, pero ese día el servidor que aloja dicho formulario y su base de datos, va y se cae a los 20 minutos de lanzar dicha promoción, provocando un irremediable aluvión de comentarios en el muro de la marca, cientos de usuarios quejándose a la vez sin atender a razones, protestando porque no pueden participar, desilusionados porque veían tan cerca el jugoso premio, pero está tan lejos a la vez...

Hoy ha ocurrido ésto mismo en el perfil de una conocida marca de moda de la que soy seguidora, y como ejecutiva de cuentas/community manager ocasional , no puedo evitar ponerme en el pellejo de las personas encargadas de dicha promoción, casi estoy viendo la cara del/la community al empezar a ver todos los comentarios despotricando sobre la marca, casi puedo sentir ese nudo que se forma en la boca del estómago cuando empiezas a oler el marrón que se te viene encima...

Han sido 20 minutos escasos lo que ha durado la avería, seguramente un ligero colapso debido a la gran cantidad de participaciones simultáneas, pero estoy segurísima de que el equipo de la agencia ha vivido esos 20 minutos como si se fuera a acabar el mundo, los programadores habrán maldecido en todos los idiomas imaginables, la gente de cuentas habrá rezado todo lo "rezable" para que se solucionara todo antes de que al cliente le diera tiempo a hacer la llamada de pánico, y el community habrá tenido que morderse los nudillos para evitar responder a cada uno de los comentarios negativos y provocar con ello un aluvión aún más grande de quejas.

Esos minutos de angustia y estrés son terribles, pero la sensación de alivio posterior es tan liberadora... Lo sé, soy una "freak" lo reconozco, pero son esas cosas las que más echo de menos de trabajar en una agencia, porque esos momentos en que cunde el pánico son los que crean las alianzas entre compañeros, las que te dejan ver con quién puedes contar cuando los planes se van al garete, las que te hacen mejorar como profesional, y sobre todo, son las que hacen que las cañas de después del curro sepan a gloria...



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